Entre el 28 de abril y 2 de mayo se llevó a cabo en la Comunidad Campesina de San Antonio de Rancas la conmemoración anual de la «Masacre de Huayllacancha». En esta, cada una de las actividades que se realizan están orientadas a mantener viva la memoria del suceso histórico de 1960, quizá, el más importante en dicha comunidad, ya que recuerda la intensa y desigual pelea por la recuperación de sus territorios del poder de la Hacienda Paria, una de las trece haciendas de la Cerro de Pasco Corporation. Un enfrentamiento que después de una larga pelea legal terminó en la toma estratégica de tierras que la comunidad, título en mano, reclamaba como suyas. Acontecimiento que fue reprimido ferozmente por el Estado Peruano en defensa de los intereses de la Cerro de Pasco Corporation y que tuvo su día más álgido el 2 de mayo de 1960 en las Pampas de Huayllacancha. Un hecho sangriento donde fueron asesinados tres comuneros ranqueños, y que además dejó decenas de heridos con graves secuelas físicas y un vacío inmenso en los huérfanos que perdieron padre o madre.
Este acontecimiento cobra gran importancia porque es una comunidad pequeña quien logra hacerle frente, en su momento, a la empresa más poderosa del país, que a decir de los investigadores Kruijt y Vellinga se había convertido en un» Estado dentro de otro Estado” (1983). De aquí en adelante Rancas ya no perderá la posesión de dicho territorio convirtiéndose en una de las primeras victorias que luego se ratificará con la Reforma Agraria.
Hace varios años que vengo observando, compartiendo y registrando las actividades conmemorativas que se realizan desde la institución comunal, y esta recurre a diferentes ´estrategias´ para involucrar a los integrantes de la comunidad. Digo estrategias, porque dada la lejanía en el tiempo del suceso histórico, la importancia de esta puede ser muy difícil de entender para los más jóvenes o para quienes en los últimos años se han integrado a la comunidad.
Una parte de las actividades contempla concursos de relatos, declamaciones poéticas y dramatizaciones, las que básicamente se trabajan sobre testimonios que se han recogido de quienes participaron en mayo de 1960. Por lo general hay una narrativa establecida que tiene ligeras variaciones y/o recreaciones, la cual se presenta como el discurso base sobre la memoria del día del enfrentamiento, pero que no incorpora un antes o un después, a ese momento de tragedia. Otras actividades son las protocolares, como desfiles institucionales, de organizaciones comunales e instituciones educativas. Otra actividad que se realiza invariablemente es el velatorio de coronas en homenaje a los mártires Silveria Tufino H., Teófilo Huamán, T, y Alfonso Rivera R. En esta se reproduce la ritualidad habitual de los velorios o entierros de la zona, en el que se mastica hojas de coca y se comparte ´caliente´ con los asistentes. En algunas oportunidades se han presentado artistas que le dan a este velatorio una dimensión de ´velada cultural´, como lo fue este año con la presentación de un grupo ranqueño liderado por el profesor Celso Atencio Sánchez y el reconocido artista cerreño Pagina Oficial LICHA.
Otra actividad introducida en la conmemoración es relativamente nueva, surgió por iniciativa de la junta comunal que en su momento fue presidida por el comunero y gestor cultural Hugo Sosas y que este año ha cumplido su sexta edición. Esta es una caminata desde las Pampas de Huayllacancha hasta el pueblo de Rancas. En ella se reconoce cada espacio en el que, de acuerdo con los testimonios, habrían sido heridos o caídos muertos los comuneros el 2 de mayo de 1960. En cada uno de estos espacios se han construido a manera de hitos, pequeñas capillas con el nombre de cada uno de los mártires. Allí se hace una parada, un recuento conmemorativo y el canto de un responso.
En un punto cercano al pueblo, antes de culminar con la caminata, se comparte lo que han denominado MIRKAPA (fiambre). Esta se presenta como concurso de potajes tradicionales entre los diferentes sectores de la comunidad. Los platos presentados comprenden la gran variedad de comida campesina de la zona como mazamorras de maíz o chuño, charqui, pachamanca, maíz y habas tostadas, machka, caldos que restablecen la salud de las parturientas, panqueques, panes artesanales, variedades de papas sancochadas, y una larga lista sobre la cual espero dar más detalle en otro momento.
Debo agradecer infinitamente a la comunidad y a sus autoridades el haberme hecho parte de esta MIRKAPA, por segundo año, como jurado, esta vez juntamente con el acucioso y querido investigador Pio Mendoza Villanueva. Además de la calificación de los potajes las bases contemplaban el uso de vestimenta tradicional así como cantos o arengas y elementos utilizados para la defensa de los comuneros en mayo de 1960, básicamente piedras y hondas. Este acto termina convirtiéndose en un momento de confraternidad, recuerdo y entrega de tradiciones y memoria para los más jóvenes. Debo agradecer también cada alimento compartido que me han dejado satisfecha despertando no solo mi memoria gastronómica sino abriéndome puertas que no conocía.
Finalmente el 2 de mayo la conmemoración tradicional se realiza en las Pampas de Huayllacancha después de haber dejado las coronas veladas la noche anterior en el cementerio de la comunidad.
Gracias siempre Comunidad Campesina San Antonio de Rancas. ¡Gloria a los mártires de la lucha campesina pasqueña!