63 años de Huayllacancha – CC San Antonio De Rancas

Entre el 28 de abril y 2 de mayo se llevó a cabo en la Comunidad Campesina de San Antonio de Rancas la conmemoración anual de la «Masacre de Huayllacancha». En esta, cada una de las actividades que se realizan están orientadas a mantener viva la memoria del suceso histórico de 1960, quizá, el más importante en dicha comunidad, ya que recuerda la intensa y desigual pelea por la recuperación de sus territorios del poder de la Hacienda Paria, una de las trece haciendas de la Cerro de Pasco Corporation. Un enfrentamiento que después de una larga pelea legal terminó en la toma estratégica de tierras que la comunidad, título en mano, reclamaba como suyas. Acontecimiento que fue reprimido ferozmente por el Estado Peruano en defensa de los intereses de la Cerro de Pasco Corporation y que tuvo su día más álgido el 2 de mayo de 1960 en las Pampas de Huayllacancha. Un hecho sangriento donde fueron asesinados tres comuneros ranqueños, y que además dejó decenas de heridos con graves secuelas físicas y un vacío inmenso en los huérfanos que perdieron padre o madre.

Este acontecimiento cobra gran importancia porque es una comunidad pequeña quien logra hacerle frente, en su momento, a la empresa más poderosa del país, que a decir de los investigadores Kruijt y Vellinga se había convertido en un» Estado dentro de otro Estado” (1983). De aquí en adelante Rancas ya no perderá la posesión de dicho territorio convirtiéndose en una de las primeras victorias que luego se ratificará con la Reforma Agraria.

Hace varios años que vengo observando, compartiendo y registrando las actividades conmemorativas que se realizan desde la institución comunal, y esta recurre a diferentes ´estrategias´ para involucrar a los integrantes de la comunidad. Digo estrategias, porque dada la lejanía en el tiempo del suceso histórico, la importancia de esta puede ser muy difícil de entender para los más jóvenes o para quienes en los últimos años se han integrado a la comunidad.

Una parte de las actividades contempla concursos de relatos, declamaciones poéticas y dramatizaciones, las que básicamente se trabajan sobre testimonios que se han recogido de quienes participaron en mayo de 1960. Por lo general hay una narrativa establecida que tiene ligeras variaciones y/o recreaciones, la cual se presenta como el discurso base sobre la memoria del día del enfrentamiento, pero que no incorpora un antes o un después, a ese momento de tragedia. Otras actividades son las protocolares, como desfiles institucionales, de organizaciones comunales e instituciones educativas. Otra actividad que se realiza invariablemente es el velatorio de coronas en homenaje a los mártires Silveria Tufino H., Teófilo Huamán, T, y Alfonso Rivera R. En esta se reproduce la ritualidad habitual de los velorios o entierros de la zona, en el que se mastica hojas de coca y se comparte ´caliente´ con los asistentes. En algunas oportunidades se han presentado artistas que le dan a este velatorio una dimensión de ´velada cultural´, como lo fue este año con la presentación de un grupo ranqueño liderado por el profesor Celso Atencio Sánchez y el reconocido artista cerreño Pagina Oficial LICHA.

Otra actividad introducida en la conmemoración es relativamente nueva, surgió por iniciativa de la junta comunal que en su momento fue presidida por el comunero y gestor cultural Hugo Sosas y que este año ha cumplido su sexta edición. Esta es una caminata desde las Pampas de Huayllacancha hasta el pueblo de Rancas. En ella se reconoce cada espacio en el que, de acuerdo con los testimonios, habrían sido heridos o caídos muertos los comuneros el 2 de mayo de 1960. En cada uno de estos espacios se han construido a manera de hitos, pequeñas capillas con el nombre de cada uno de los mártires. Allí se hace una parada, un recuento conmemorativo y el canto de un responso.

En un punto cercano al pueblo, antes de culminar con la caminata, se comparte lo que han denominado MIRKAPA (fiambre). Esta se presenta como concurso de potajes tradicionales entre los diferentes sectores de la comunidad. Los platos presentados comprenden la gran variedad de comida campesina de la zona como mazamorras de maíz o chuño, charqui, pachamanca, maíz y habas tostadas, machka, caldos que restablecen la salud de las parturientas, panqueques, panes artesanales, variedades de papas sancochadas, y una larga lista sobre la cual espero dar más detalle en otro momento.

Debo agradecer infinitamente a la comunidad y a sus autoridades el haberme hecho parte de esta MIRKAPA, por segundo año, como jurado, esta vez juntamente con el acucioso y querido investigador Pio Mendoza Villanueva. Además de la calificación de los potajes las bases contemplaban el uso de vestimenta tradicional así como cantos o arengas y elementos utilizados para la defensa de los comuneros en mayo de 1960, básicamente piedras y hondas. Este acto termina convirtiéndose en un momento de confraternidad, recuerdo y entrega de tradiciones y memoria para los más jóvenes. Debo agradecer también cada alimento compartido que me han dejado satisfecha despertando no solo mi memoria gastronómica sino abriéndome puertas que no conocía.

Finalmente el 2 de mayo la conmemoración tradicional se realiza en las Pampas de Huayllacancha después de haber dejado las coronas veladas la noche anterior en el cementerio de la comunidad.

Gracias siempre Comunidad Campesina San Antonio de Rancas. ¡Gloria a los mártires de la lucha campesina pasqueña!

Mujeres ranqueñas

8 de marzo 2023. En este dia de conmemoración de la lucha, resistencia y pelea por derechos de las mujeres que no ser riden, a pesar de la represión, el machismo, la violencia patriarcal y la violencia de los diferentes gobiernos que han pasado a lo largo de los años, quiero compartir mi libro Josefina, la mujer en la lucha por la tierra y un pequeño recordaris de este suceso histórico. Este libro guarda una historia enorme, compendia la historia de vida de una comunera ranqueña, Josefina Oscátegui Córdova. Ella participó en la recuperación de tierras en la CC San Antonio De Rancas (Pasco) el año 1960 del poder de la empresa Cerro de Pasco Corporation, amparada por Estado Peruano. Entonces las fuerzas policiales que reprimieron violentamente en el lugar, asesinaron a tres personas e hirieron a numerosas personas, entre ellas le dispararon a Josefina una bala en uno de los talones, lo cual la dejó con invalidez permanente.

Que duro deben haber sido sus habiendo perdido movilidad para desplazarse, y disfutar de su cuerpo joven y el caminar libre por los campos ranqueños. Aun así , con ayuda de sus hijos e hijas, con tesón y fuerza vivió floreció y se hiso semilla.

Con la resistencia de las mujeres aymaras me vienen a la memoria, desde el primer día, las ranqueñas valientes. Si bien Silveria Tufino Herrera cobra mayor protagonismo en la narrativa del suceso, sobre el de otras, ya que es su muerte convertida en sacrificio la que la fija en la memoria, no se debe olvidar a las mujeres que sobrevivieron a la arremetida y que quedaron con serios problemas de salud. Mujeres que pusieron el cuerpo para defender un espacio que hoy cobija en magnitud a tantísimas familias, que quizá no sepan mucho de ellas. Cada una es una heroina en la historia de la lucha por la tierra y la dignidad en Pasco.

El año 2012 la Muni Simón Bolívar elaboró un documento donde anotaba los nombres de los hombres, mujeres y niños que participaron aquel día. Se enumera a 41 mujeres como participantes en mayo de 1960, ellas eran jóvenes, mayores, embarazadas, con y sin hijos, casadas, solteras, viudas y madres solas. Las mujeres mencionadas en la lista de son:

Silveria Tufino Herrera, Vicenta Suarez Rivera, Josefina Oscátegui Córdova, Justa Atencio Robles, Lorenza Córdova Toribio, Emilia Rivera Rojas, Ervitas Gora Tufino, Teresa Gora Tufino, Floirana Atencio Chombo, Águeda Atencio Medrano, Sabina Rivera Silvestre, Teodosia Medrano Rubio, Lorenza Atencio Robles, Lidia Rojas Velázquez, Justina Medrano Santiago, Fortunata Medrano Huamán, Simiona Rivera Muñoz, Haydee Rivera Muñoz, Eduarda Ayala Robles, Francisca Paredes Rojas, Juana Paredes Rojas, Dora Huamán Santiago, Emilia Tufino Villanueva, Marcelina Tufino Villanueva, Petronila Villanueva Curi (Ticty Chacayán), Elvira Tufino Herrera, Celedonia Ayala Robles, Eufrasia Baldeón Ayala, María Jurado Gonzáles, Narcisa Rivera Caso, Estefania Herrera Ayala, Aurelia Gora Martel, Isabela Atencio Martel, María Santiago (mamá de Clodoaldo Atencio), Felícita Sosa Vda. De Robles, Elisa Gallo Medrano, Guadalupe Santiago Dávalos, Presiliana Curi, Vicenta Huari López, Elena Medrano Atencio, Julia Espíritu Atencio (Comunidad Quiulacocha) .

A ellas mi gratitud, mi recuerdo y la promesa de que mientras pueda y tenga la oportunidad, seguiré contando sobre su resistencia coraje y convicción.

Se puede descargar el libro Josefina, la mujer en la lucha por la tierra AQUI: https://www.pakarinaediciones.org/…/Josefina_La_mujer…

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Simón Bolívar en Pasco

El Distrito de Simón Bolívar, es uno de los trece distritos de la Provincia de Pasco, Región Pasco, éste a su vez está dividido en trece anexos agrupados en dos categorías: urbanas y rurales. En la primera categoría se encuentran, San Antonio de Rancas (capital de Distrito), el Centro Poblado de Paragsha, el Asentamiento Humano José Carlos Mariátegui y las Comunidades Urbanas de Buenos Aires y Champamarca. Los anexos rurales están comprendidos por, los centros poblados Quiulacocha y Sacra familia, las comunidades campesinas de Yurajhuanca, San Pedro de Racco, Santa Ana de Pacoyán, Ucrucancha, Los Andes y Paria. El Distrito de Simón Bolívar fue creado el 15 de abril de 1955 mediante la Ley N° 12292, cuando se encontraba en la presidencia de la República el General Manuel Odría.

Interesados en convertirse en distrito, las autoridades de Rancas iniciaron gestiones desde el año 1949. Para ello, por acuerdo comunal del año 1952 reorganizaron el espacio y la población; en la que se lotizaron terrenos y se hicieron construcción de viviendas (Rivera 2002). El trámite comprendía cumplir con una extensa lista de requisitos técnicos, que deberían ser presentados a los poderes Legislativo y Ejecutivo de la República. Otras comunidades del entorno habrían tenido el mismo interés, pero los antecedentes de la comunidad de Rancas habrían pesado en la elección de esta. Dos años más tarde la comunidad consiguió la aprobación de la Cámara de Diputados, quedando pendiente el veredicto de la Cámara de Senadores. Finalmente, la ley es promulgada en abril de 1955 en la que se detallaban “límites e hitos” del nuevo distrito.

Rancas se convierte en la capital del Distrito, para ello uno de los requisitos era demostrar la importancia histórica del lugar, así, el referente histórico más significativo es el que da cuenta del paso de Simón Bolívar en su camino a las Pampas de Junín en agosto de 1824.

Los documentos históricos anotan que fue en Rancas donde Bolívar pasó revista y arengó a su ejército antes de la Batalla de Junín en la lucha por la independencia contra el ejército realista. De aquella noche en la que habría pernoctado en Rancas se ha levantado en la comunidad, a manera de museo, una habitación de la cual se dice es la réplica de la posada que se le ofreció entonces. Sobre el paso de Bolívar por los distintos poblados de Pasco existe un bagaje interesante de relatos en la tradición oral. En Rancas, por ejemplo, se cuenta que un batallón de lugareños se enroló al ejército de Bolívar, encabezados por un poblador de la comunidad llamado Gerónimo Gora. Según este relato, Gora habría guiado a Bolívar hacia las pampas de Junín y éste, después de la proclama del 2 de agosto lo habría ascendido al grado de capitán. Este relato es registrado por escritores de la zona (Rivera 2002) (Santiago 2015) (Tufino 2018). De manera similar se cuenta que a su paso por el Distrito de Vico lo habría recibido un tal Francisco Palacín López, quien dio de comer a las tropas sacrificando ganado de su propiedad además de haber dado refugio a Bolívar para descansar. Se cuenta que en agradecimiento a ello Bolívar le habría firmado a Palacín un título de propiedad de tierras (1) . Los gobiernos locales tuvieron gran protagonismo durante la Guerra de la Independencia como nexo para la logística y alimentación de las tropas, y sobre ello se difunden relatos como los que mencionan a Gerónimo Gora o Francisco Palacín. Dichos relatos están incorporados a la tradición oral como referente de identidad y valor histórico, a los que además en determinados momentos se les da uso político.

-DON SHIMO-

Fotografía familiar cedida para mi investigación por el Sr. Raúl Flores Córdova el año 2003.

Por mi investigación e interés sobre los testimonios, tradiciones e historias orales en la Comunidad de Rancas he podido acceder a relatos y eventos asociados, entre otros, a la presencia de Simón Bolívar en dicha comunidad. Uno de ellos es la representación que se hace sobre dicho personaje histórico, el que recae desde hace muchos años en la persona de Don Raúl Flores Córdova por el parecido que se le atribuye al libertador. El año 2003 lo entrevisté y en una interesante y amena conversación me narró la forma en la que un día se convirtió en “Don Shimo”, esta es su historia:

De aquella vez que Bolívar estuvo en Rancas la gente decía que había una señora media gringuita, dicen que esa vez Bolívar se había alojado en su casa. Antes el pueblo era más silencioso, allí donde está el parque había casas, todo era empedrado. En una de esas casitas viva una viejita, ahí es donde había llegado Bolívar con su gente, y al siguiente día arengó a sus tropas. De aquí de Rancas lo acompañó un tal Jerónimo Gora, Bolívar le había propuesto para que vea él en una utilidad, entonces él le hiso conocer el camino.

Toda la gente me decía, “Usted se parece a Bolívar”, yo decía, “¿Sí?, me reía”. Entonces un día empecé a mirar bien la foto, y sí pues, “Sí estoy igual”. Para entonces el alcalde del Distrito era Demetrio Atencio y Don Celso de Cerro de Pasco, ellos me invitaron, me dijeron, “Sabe que Don Raúl, usted va a representar en el aniversario de Cerro de Pasco. Tiene que presentarse como Bolívar, ya tenemos su ropa y todo lo demás”, “Ya pues no hay problema”, les dije. Me compraron la ropa y las botas justo a mi medida, todo me lo probaron, me midieron muy bien. Dijeron que me darían un caballo blanco de la cooperativa.

Ese primer año me llevaron al Cerro para el desfile, nos tocaba salir a las once de la mañana. Estuve esperando mi caballo en calle Marqués y no llegaba; el que estaba encomendado de llevar el caballo era un tal señor Santiago. Cuando pasé por Quiulacocha vi un caballo blanco amarrado, y el que tenía que llevarlo estaría tomando seguro. Yo pensé, “Ya vendrá” y me fui. Cuando llegó la hora y anuncian en el estrado, “¡Que entre Rancas!” yo estaba sin caballo, “¡Ya que importa!”, dije; empecé a pasar por primera vez entre tanta gente.
Ahí estaba el comandante y todos los altos jefes, al pasar vi de reojo que me saludaban y yo sacaba más pecho todavía. Todo salió bien, nos tomamos cualquier cantidad de fotos.

Después me invitaron a Junín, para el seis de agosto. A mi caballo lo llevaron en carro, era un buen caballo. Allí hicimos todo como había pasado aquella vez, hicimos igualito que Bolívar, fuimos por todo el terreno pantanoso. Por todo ese lugar fuimos en cabalgata. Ahí sí salimos muy bien, hubo bastantes personas que se vistieron de Húsares de Junín. Primero nos habían instruido donde iba a ser la parada de Bolívar, en la cumbre, hasta ahí fui para dirigir. Tenía que gritar a las tropas y ellos hacían caso, se juntaron y empezaron a pelear todos contra todos. Ahí ya no tenía mi caballito, era un pastal donde no podía andar, teníamos que bajarnos. Muy bonito se hiso la representación, todo tal como ha sucedido. Había uno que dirigía, era un señor de Milpo, yo casi no sabía nada de eso.

Ni bien agarré el caballo como cien fotografías creo que me sacaron, la gente no me dejaba ni almorzar. Me decían, “¡Cobra pues Bolívar cobra!”, y yo me reía y les decía, “no”.

Desde esa vez ni siquiera me llamaban por mi nombre, Bolívar nomás me decían, hasta ahorita me dicen, Shimo. Yo trabajo con ómnibus, soy chofer, trabajo con el ómnibus de Ecocerm de la empresa comunal. A aquella vez después de dos meses del desfile más o menos, un policía siempre me cochineaba, “¡Haber Bolívar sus documentos!”.

(1) PÉREZ AGUILAR, Walter 2017 BATALLA DE JUNIN – LIBRO VICCO TOMO Nº X [Videograbación]. Consulta: 20 de mayo de 2019.

Como citar este post:

Lino, E. (1 de agosto de 2020). Simón Bolívar en Pasco. Rompepatas. https://rompepatas.wordpress.com/

2020 – 60 años de la "Masacre de Huayllacancha" – Rancas

Alguien me dijo una vez que por mucho tiempo había creído que Rancas “no era un lugar real”. Para aquella persona – un extranjero – Rancas solo existía como espacio imaginado, mítico y lejano a partir de haber leído Redoble por Rancas de Manuel Scorza. En otras ocasiones he visto el asombro de más de uno al enterarse de que muchos de los personajes/protagonistas aun vivían y contaban ellos mismo lo acontecido. Esta novela que tuvo gran notoriedad fuera del Perú ha fijado en el imaginario de muchísimos lectores a la comunidad de Rancas y su pelea con la Cerro de Pasco Corporation, aunque muchas veces se considera que este fue un conflicto por la actividad minera. Poco se sabe que La Cerro de Pasco tuvo una inmensa Unidad Ganadera de la cual la Hacienda Paria era solamente una parte, y que la pelea de la comunidad fue por recuperar sus terrenos usurpados.

El politólogo Howard Handelman en su estudio sobre luchas campesinas en los andes ( 1975, tiene una frase que suelo recordar con frecuencia, «Rancas fue la primera comunidad serrana de la historia peruana reciente que recuperó por la fuerza tierras de una gran hacienda». Una comunidad ancestral de pocos habitantes puso en jaque al consorcio económico más importante e influyente del país. Esto es lo que hace que Rancas tenga un lugar único en la historia, sin negar que antes de ella hubo comunidades que intentaron lo mismo, y que luego vino una ola de recuperación de tierras durante la década de 1960 en la Sierra Central. Todo esto forma parte de un periodo determinante en la historia del país que llevó a la Reforma Agraria, un proceso que con sus altas y bajas marcó otro rumbo en la vida de los hombres y mujeres del campo.

Por otro lado, hay quienes dentro de su curiosidad e interés por conocer el lugar algunas veces han dicho desde miradas romantizadas y nada realistas que Rancas es una “comunidad como congelada en el tiempo». Ciertamente quienes utilizan frases de lugares comunes como esta, poco conocen de la dinámica de las comunidades de nuestro país y mucho menos sobre sus referentes históricos. Ni cándidos seres míticos, ni una masa manipulada por advenedizos, sino hombres y mujeres que bajo una estrategia organizada pelearon por su tierra y por su dignidad.

Pongo como ejemplo a extranjeros, a foráneos interesados en aquella parte de nuestra historia. Pero decir “foráneos” o “nuestra” o “su” historia es relativo, ello depende del lugar de enunciación.

¿Qué tan foráneos somos nosotros mismos, los propios peruanos, los pasqueños? Los ranqueños tienen un día al año -el 2 de mayo- un feriado especial que es cuando se conmemora la lucha y la aguerrida decisión, a pesar de la muerte, de dejar un tiempo de miseria y humillación atrás. Día en que manifiestan que se reconocen como herederos de esa memoria. ¿Pero los demás? ¿Los no ranqueños que sin ser extranjeros también somos foráneos, cuanto sabemos de todo ello?   Para que esa historia vaya más allá de la anécdota somos los peruanos y peruanas quienes tendríamos que hacer nuestra aquella historia y las muchas historias existentes de todos los pueblos de nuestro país. Pelear desde cada uno de nuestros espacios de trabajo ya sea comunal, educativo, artístico o intelectual para que fechas como estas, de lucha popular y reivindicación social figuren en el calendario de conmemoración de nuestra nación. Es la memoria la que nos sostendrá y mantendrá unidos, a pesar de todo, si no, no nos quedará nada.

Ni ausencias, ni minutos de silencio / Memoria viva Genaro

«Oh santa rebeldía, 
en Rancas y Yanahuanca 
no se dejan los muertos enterrar; 
lágrimas coléricas frotadas 
laten en la exhausta arteria; 
los muertos caminan y se quejan, 
no ha podido el balazo 
 vaciarles todo el ser.» **
 
Genaro Ledesma Izquieta ingresó al hospital Rebagliati el sábado 24 marzo de 2018 por emergencia, entonces presentaba un cuadro de neumonía, insuficiencia renal, presión alta y otras complicaciones debidas a su edad. Estando en emergencia fue cuando le sobrevino una fiebre muy alta. Para nadie es desconocida la situación de los hospitales en nuestro país, los pacientes llegan a poblar los pasillos por días indefinidos esperando a que se les asigne una cama, sin el mínimo respeto a su dignidad. Lamentablemente Genaro llegó a sumarse a este grupo, lo tuvieron por varios días en un pasadizo. Quienes hemos recorrido dichos espacios – y no somos pocos- sabemos cómo los pacientes son expuestos sin un mínimo de preocupación, sumándose a ello en el trato la falta de humanidad y empatía del personal de salud.
Todos aquellos días tendido en una camilla en los pasillos del hospital empeoraron su situación, a tal punto que perdió la conciencia producto de un paro cardiaco. Luego de reanimarlo, recién entonces decidieron trasladarlo a la sección de cuidados intermedios. Esa fue su última estancia, entubado, inconsciente de lo que sucedía a su alrededor, conectado a un respirador artificial. Acompañado de su familia, pero sin poderse comunicar con ellos. El hombre que por años había recorrido los andes acompañando a campesinos, obreros y estudiantes estaba en su cabalgata final ¿Cuánto más pedirle a aquel cuerpo después de haber sufrido persecución y años de años de cárcel?
 
Las denuncias por desatenciones y malos tratos en los hospitales del país son incontables, y el hospital Rebagliati no es la excepción. Indigna saber que una persona de la tercera edad sea mantenida en un «no-lugar» pese a su delicado estado de salud. Porque eso es lo que son los pasillos de hospital, lugares impersonales donde simplemente abandonan a los pacientes sin apiadarse de su angustia y sufrimiento. Donde las personas se ven obligadas a perder la dignidad, esa que lucharon por mantener toda la vida.
Ningún ser humano merece un trato así, Genaro Ledesma no lo merecía. Todo asegurado debería ser recibido en una cama de hospital con los cuidados respectivos y no ser expuesto a posibles contaminaciones. El Estado Peruano se muestra incapaz de darle atención digna a los pacientes, no fiscaliza, no capacita, no supervisa, no está interesado en la salud del ciudadano peruano.
 
Genaro Ledesma como un gran roble, bordeando los treinta años, llegó a Cerro de Pasco y fue alcalde entre los años 1958-1960. Si bien su fin al llegar a nuestra carcomida ciudad fue la de cubrir una plaza de maestro que nadie quería cubrir, pronto se involucró con campesinos, mineros, estudiantes y artistas populares. Los peruanos no debemos olvidar su tremendo protagonismo en aquellos años de luchas por las tierras y abusos de hacendados y terratenientes. La historia oficial escrita y amañada desde poderes abusivos han pretendido cambiarnos la imagen de quienes, como Genaro Ledesma, Hugo Blanco, Saturnino Huilca, Alfonso Rivera, Silveria Tufino, Héctor Chacón y otros tantos hombres y mujeres en distintos lugares del país pusieron el cuerpo en la lucha con el pueblo, por ello sufrieron persecución, cárcel o incluso muerte.

 

«Genaro vuelve a Cerro de Pasco, mientras la nieve cae sobre sus recuerdos»
De «La tumba del relámpago»
Conocí a Genaro el año 2004 en Rancas, cuando llegó entusiasmado llevando un documento a la comunidad. Era un registro en audio del mitin improvisado la noche del 2 de mayo de 1960 después de la masacre ocurrida en Huayllacancha. En aquel audio las voces indignadas, no solo de los ranqueños pedían justicia por los muertos y heridos. Los representantes de los gremios se solidarizaban y él pedía calma. Ese 2004, ya era un hombre mayor, tenía todavía la voz potente, imponente. Me encontraba arrodillada grabadora en mano escuchándolo, tratándo de imaginarlo con unos años menos. Solo después de su muerte llegó a mis manos una fotografía suya de su juventud.
Después de muchos años, después de conocer a los protagonistas de aquella dura historia, después de ser recibida generosamente en sus casas y permitirme grabar sus testimonios e historias de vida aún me quedaba una pieza suelta en ese gran rompecabezas. Esa pieza era Genaro, y no porque me faltara «su testimonio»,ya que él había escrito y dado cuenta de alguna manera u otra sobre este suceso. Quienes están involucrados en el ejercicio de la historia oral saben que cuando se trabaja con un conjunto cada pieza que se va hallando va enriqueciendo cada vez más la investigación, va llenando vacíos de una forma increíble. En este caso las voces, las miradas, las respiraciones, los silencios; todo forman un gran conjunto. Para entonces ya había hecho una revisión de documentación de archivo pero, recién cuando su voz y su mirada se dirigieron a mí narrando la historia desde su perspectiva, cuando suspiró por el recuerdo, cuando su mirada se perdió en el vacío al recordar nombres y acontecimientos; recién tuve la sensación que una especie de relámpago unía todas las piezas de mi rompecabezas.
Fue en noviembre del año pasado (2017) cuando juntamente con Gustavo y Carlos Gora Oscátegui hijos de Josefina Oscátegui y Gabriel Gora, el entonces personero legal de la comunidad, nos lanzamos en su búsqueda. El último de los encuentros pareciera haber sido premonitorio, nos habló de la despedida que le hicieron los ranqueños a los tres mártires asesinados el 2 de mayo de 1960, «lloraban despidiéndose de ellos en la madrugada, adiós les decían», nos lo contó levantando los brazos con gran nostalgia. Meses después lo despediríamos nosotros.
Durante el velatorio hubo algún momento en que se vieron algunas sillas vacías, pero se me ocurrió pensar que esas sillas y el local estaban repletos de ánimas de campesinos y campesinas. Imaginé a los viejos comuneros de Rancas, Yanacancha, Yanahuanca y Yarushyacan masticando coca, habiendo pasado toda la noche velándolo. Recordando entre humo de cigarro y calientito todo lo vivido. Imaginé los peroles hirviendo para compartir la comida, el café macho y las galletas de soda. Imaginé a los campesinos con sus pies cortados por el barro seco extender los brazos y recibirlo diciéndole: Lo estábamos esperando doctor «y vengan los aplausos a manos llenas ¡El nombre del amado sea ovacionado y no llorado!»**
Hasta siempre Genaro, hasta siempre abuelos y abuelas. Ojalá nos quede en las venas un poco de su coraje. Hoy lo necesitamos más que nunca….
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*Del poemario «El rostro de la tierra en el espejo» (1962) G. Ledesma
**Del poemario «He de extraerte la ausencia» (1996). G. Ledesma.
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Recuerdo ofrecido por la familia Ledesma en conmemoración del primer mes del fallecimiento del luchador social, político, poeta, padre, abuelo y amigo Genaro Ledesma Izquieta. El documento es un homenaje que recoge dos poemas de su libro «He de extraerte la ausencia», y un poema de su nieto César, también literato y escritor dedicado a él y titulado «Tata», de la misma forma aparecen algunas fotografías. Este poemario a manera de recordatorio fue obsequiado durante la misa ofrecida el domingo 6 de mayo de 2018 en en la parroquia El sagrario de Lima (catedral de Lima).

Genaro Ledesma Izquieta 193… by Elizabeth Lino Cornejo on Scribd