Mujeres ranqueñas

8 de marzo 2023. En este dia de conmemoración de la lucha, resistencia y pelea por derechos de las mujeres que no ser riden, a pesar de la represión, el machismo, la violencia patriarcal y la violencia de los diferentes gobiernos que han pasado a lo largo de los años, quiero compartir mi libro Josefina, la mujer en la lucha por la tierra y un pequeño recordaris de este suceso histórico. Este libro guarda una historia enorme, compendia la historia de vida de una comunera ranqueña, Josefina Oscátegui Córdova. Ella participó en la recuperación de tierras en la CC San Antonio De Rancas (Pasco) el año 1960 del poder de la empresa Cerro de Pasco Corporation, amparada por Estado Peruano. Entonces las fuerzas policiales que reprimieron violentamente en el lugar, asesinaron a tres personas e hirieron a numerosas personas, entre ellas le dispararon a Josefina una bala en uno de los talones, lo cual la dejó con invalidez permanente.

Que duro deben haber sido sus habiendo perdido movilidad para desplazarse, y disfutar de su cuerpo joven y el caminar libre por los campos ranqueños. Aun así , con ayuda de sus hijos e hijas, con tesón y fuerza vivió floreció y se hiso semilla.

Con la resistencia de las mujeres aymaras me vienen a la memoria, desde el primer día, las ranqueñas valientes. Si bien Silveria Tufino Herrera cobra mayor protagonismo en la narrativa del suceso, sobre el de otras, ya que es su muerte convertida en sacrificio la que la fija en la memoria, no se debe olvidar a las mujeres que sobrevivieron a la arremetida y que quedaron con serios problemas de salud. Mujeres que pusieron el cuerpo para defender un espacio que hoy cobija en magnitud a tantísimas familias, que quizá no sepan mucho de ellas. Cada una es una heroina en la historia de la lucha por la tierra y la dignidad en Pasco.

El año 2012 la Muni Simón Bolívar elaboró un documento donde anotaba los nombres de los hombres, mujeres y niños que participaron aquel día. Se enumera a 41 mujeres como participantes en mayo de 1960, ellas eran jóvenes, mayores, embarazadas, con y sin hijos, casadas, solteras, viudas y madres solas. Las mujeres mencionadas en la lista de son:

Silveria Tufino Herrera, Vicenta Suarez Rivera, Josefina Oscátegui Córdova, Justa Atencio Robles, Lorenza Córdova Toribio, Emilia Rivera Rojas, Ervitas Gora Tufino, Teresa Gora Tufino, Floirana Atencio Chombo, Águeda Atencio Medrano, Sabina Rivera Silvestre, Teodosia Medrano Rubio, Lorenza Atencio Robles, Lidia Rojas Velázquez, Justina Medrano Santiago, Fortunata Medrano Huamán, Simiona Rivera Muñoz, Haydee Rivera Muñoz, Eduarda Ayala Robles, Francisca Paredes Rojas, Juana Paredes Rojas, Dora Huamán Santiago, Emilia Tufino Villanueva, Marcelina Tufino Villanueva, Petronila Villanueva Curi (Ticty Chacayán), Elvira Tufino Herrera, Celedonia Ayala Robles, Eufrasia Baldeón Ayala, María Jurado Gonzáles, Narcisa Rivera Caso, Estefania Herrera Ayala, Aurelia Gora Martel, Isabela Atencio Martel, María Santiago (mamá de Clodoaldo Atencio), Felícita Sosa Vda. De Robles, Elisa Gallo Medrano, Guadalupe Santiago Dávalos, Presiliana Curi, Vicenta Huari López, Elena Medrano Atencio, Julia Espíritu Atencio (Comunidad Quiulacocha) .

A ellas mi gratitud, mi recuerdo y la promesa de que mientras pueda y tenga la oportunidad, seguiré contando sobre su resistencia coraje y convicción.

Se puede descargar el libro Josefina, la mujer en la lucha por la tierra AQUI: https://www.pakarinaediciones.org/…/Josefina_La_mujer…

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Silveria Tufino Herrera

Artículo publicado en el Suplemento Dominical del Comercio 8 de marzo de 2009

ESPECIAL
Silveria Tufino Herrera
El valor de una mujer। Anónimas, discriminadas, maltratadas e incluso asesinadas, hay mujeres que, sin embargo, gracias a su excepcional valor y desprendimiento, hacen historia y destierran
el olvido.

Por: Elizabeth Lino*
Silveria Tufino Herrera. Seguramente este nombre, de buenas a primeras, no signifique nada y lo más probable es que pocos identifiquen como un suceso histórico necesario de ser recordado, lo vivido en su comunidad durante los años sesenta. Silveria es una de tantas mujeres anónimas y la historia de su comunidad se vuelve significativa gracias a la fuerza que le otorga la memoria colectiva dentro de un entorno de reivindicación y lucha.

“En Huayllacancha las balas sonaban, el tiempo estaba nublado, en el camino se veía a un grupo de militares de asalto al mando de un superior. Los comuneros se defendían con palos y hondas, las mujeres con sus hijos en la espalda, los militares con caballo detrás de ellas. Y entre todas esas mujeres, Silveria con sus dedos en pedazos. De un balazo le sacaron la mano cuando se agarró del poste. Le pegaron, la maltrataron, pero no quiso salir. Como no se rompía aunque la jalaran, entonces le dispararon en el estómago, le destrozaron las vísceras. Así la llevaron al Hospital Esperanza, ensangrentada. Silveria murió en el momento en que le realizaban la operación, no la pudieron salvar porque estaba destrozada”.

Silveria Tufino Herrera murió el 2 de mayo de 1960. Cuando los comuneros de Rancas, enfrentados con un contingente policial que los superaba en número, habían tomado posesión de las tierras que por derecho les pertenecían y que la entonces Cerro de Pasco Corporation se negaba a entregarles. Después de 49 años, lo vivido aquel día y la desaparición junto a Silveria Tufino de Teófilo Huamán y Alfonso Rivera se relata en su comunidad con tanta pasión e indignación como si aquello hubiera ocurrido ayer.

Silveria era una madre de familia cansada de abusos y decidida a hacer respetar sus derechos como mujer y comunera. Cierto día, durante la primera semana de enero llega Silveria a la casa de su hermano Florentino y le dice, entre lágrimas: “Papá, ayer me ha pateado Donora”. Antonio Donora era el segundo administrador de la hacienda Pacoyán. Esa mañana las vacas que cuidaba Silveria habían pasado el cerco en busca de pasto y ella había pasado a recogerlas. Ahí nomás había aparecido el gringo del caballo y, al verla, se detuvo. Silveria recogía sus vacas, el gringo bajó de su caballo y la agarró a puntapiés.

A partir del recuerdo y la resistencia al olvido, la memoria documenta, selecciona y transmite mediante la oralidad este suceso. Así, en Rancas, a través de los testimonios, generación tras generación se han ido enterando de la masacre de Huayllacancha y de la importancia de este acontecimiento dentro de los levantamientos campesinos en el centro del Perú. Una de las tantas luchas reivindicadoras que no ha sido recogida ni reconocida por la historia oficial. Aquella que, en lugar de otorgarles visibilidad, les niega el reconocimiento a los verdaderos hacedores de la historia de este país:

“Fue muy valiente al enfrentarse a los varones, a los gamonales. Ella era mujer y los demás eran policías, gamonales, eran puros varones. A los gamonales no les ha importado; sean hombres, sean mujeres, les han disparado nomás”.

Historias como las muertes de Huayllacancha y la lucha contra las injusticias explotadoras, dominadoras y usurpadoras se repiten con tanta constancia en este país empobrecido, en el que las diferencias no hacen más que radicalizarse cada día, registros que deberíamos reclamar a la historia oficial, plagada de intereses políticos. Silveria no era muy diferente a muchas mujeres de hoy en día:

“Ella fue una mujer de carácter, de bastante coraje. Era mujer de una sola palabra. No era una mujer posicionada en cuanto a economía, era pobre. No le alcanzaba el tiempo y no era tan preparada como para darles una buena formación a sus cuatro hijos, los criaba sola y se dedicaba a buscar pan y ropa para ellos”.
Estas historias de vida se conocen por la transmisión oral y sobreviven al tiempo por la resistencia al olvido. Porque finalmente la vida está hecha de héroes anónimos, aquellos que se fueron sin lauros ni loas, con sufrimiento y dolor, confiando en que sus luchas sean los pasos iniciales para dejar de someterse a las injusticias.

[*] Narradora oral e investigadora literaria.

En 1960 dice ha habido la Masacre de Huayllacancha, por tierras

La empresa Cooper Corporation se había llevado sus tierras desde hace treinta años. Han estado humillados, pero Rancas no se ha quedado, no han querido seguir así. Ellos han querido recuperar sus tierras y lo han logrado. Se han revelado y tres han muerto: Alfonso Rivera, Teófilo Huamán y Silveria Tufino. Ellos son los tres héroes de Rancas. Alfonso Rivera era para entonces el presidente de la comunidad, el papá de nuestra profesora.

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-Dice que más antes los de Cooper Corporation ponían en cada esquina rompe-patas para que cualquier carnero que se asome se rompiera su pie, llegaban y cuando se daban cuenta ya estaban roto su pie…
– ¿Pie?, ¡Eso se llama pata!

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– Fue muy valiente.
– Muy valiente al enfrentarse a los varones, a los gamonales
– Ella era mujer y los demás eran policías, gamonales, eran puro varones
– A los gamonales no les ha importado sean hombres, sean mujeres, les han

disparado nomás
Silveria Tufino tiene su hijo, está vivo.

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